Historia Clínica Completa: motivo de consulta a detalle de los síntomas (sangrado uterino anormal, dolor pélvico, infertilidad, presión en la pelvis, etc.).
Exploración Física: Examen abdominal: Palpación para detectar masas o sensibilidad.
Estudios de Imagen: Ultrasonido transvaginal (de preferencia): Permite identificar la presencia, tamaño, ubicación y cantidad de miomas.
Estudios Complementarios: Exámenes de laboratorio como la hemoglobina y hematocrito que indica si existe anemia en caso de sangrado abundante, el perfil hormonal (si hay sospecha de desequilibrios hormonales) y prueba de embarazo que indica si es necesario descartar gestación.
Alta Resolución de Imágenes: Proporciona imágenes detalladas del útero y sus estructuras, permitiendo identificar miomas pequeños que podrían pasar desapercibidos en otros estudios.
Detección Precisa de Miomas Submucosos: Es especialmente útil para identificar miomas submucosos, los cuales son responsables de sangrados uterinos anormales y problemas de fertilidad.
Evaluación de Tamaño y Localización: Determina el tamaño exacto, número y localización de los miomas (subserosos, intramurales o submucosos), lo que facilita una planificación terapéutica más precisa.
No Invasivo y Seguro: Al no requerir radiación, es seguro para todas las pacientes, incluso aquellas en edad fértil o con deseos reproductivos.
Monitorización de Tratamientos: Permite dar seguimiento al crecimiento de los miomas o evaluar la respuesta a tratamientos médicos o quirúrgicos.
Complemento en Procedimientos Diagnósticos: En combinación con la sonohisterografía (inyección de solución salina estéril), mejora la evaluación de la cavidad endometrial y la relación del mioma con el endometrio.
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